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Grabada en secreto, ¿De qué trata esta película?

Es curioso cómo a veces algo de lo más secreto está justo a nuestro lado. Se trata de algo que está a la vista de todos y apenas llama la atención. Lo más fácil para mantenerlo en secreto es simple:

“no hablar de ello”.

Si nadie habla de ello es porque no tiene interés. Y si alguien tiene interés en hablar de ello, pero no lo hace, puede que en realidad, a fin de cuentas, no le interesa hacerlo.

Y eso es lo que ha pasado hace tan solo un par de meses este verano en Chinchón.

En el mes de julio salió la noticia en todos los medios acerca de una película que estaban rodando en secreto en esta población.

Lo más llamativo es que llevaban construyendo los decorados en las afueras de la ciudad desde el mes de marzo…y nadie había dicho nada.

Pero claro, las estrellas de Hollywood pasan por casi todo menos por desapercibidas.

De esta manera, cuando se ha sabido que vendrían a esta pequeña población actrices y actores de la popularidad de Tom Hanks , Scarlett Johansson y Bill Murray, la histeria se ha desatado en el buen sentido.

Chinchón es una pequeña población al Sur de Madrid muy pintoresca. Tiene una larga historia en varios sentidos. En el cinematográfico también.

Resulta que allí se han filmado películas americanas, españolas y otras producciones internacionales. Por sus calles y localizaciones cercanas han pasado actrices y actores muy famosos.

Una de las primeras películas grabadas en Chinchón fue “La vuelta al mundo en ochenta días (película de 1956)» dirigida por Michael Anderson.

Este verano la película que se ha rodado en Chinchón en el más absoluto silencio, ha sido dirigida también por Anderson, pero no el de «La vuelta al mundo en ochenta días», ya fallecido y que nació en los años veinte, sino Wesley Wales Anderson nacido en el sesenta y nueve y que se lo conoce más por Wes Anderson.

¿Cuál es el argumento que se mantiene en secreto de su última película?

Platós exteriores para el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)

Silencio, Secreto y Secretismo.

La grabación de esta película parece más secreta que la famosa “Área 51” del estado de Nevada, de la que sólo se sabe que existe, pero nada más.

Aquí pasó lo mismo. Es imposible acceder sin autorización al perímetro en donde se encuentran los platós y terrenos cercanos, alrededor del cual hay al menos tres controles de seguridad que hacen imposible acercarse.

No se habla de qué se grabará. De hecho, se mantiene con cautela tanto el tema de la película como su argumento donde todo es secreto.

Como es comprensible todo este secretismo se debe sobre todo para evitar la intrusión de curiosos, que hay muchos, la verdad.

El cine y la fama despiertan pasiones y lo rondan desde aficionados de distinta índole hasta fans de lo más variopinto.

Hay que reconocer que la palabra “fan” es un diminutivo de la palabra “fanático”, una palabra que no hay que tomarse a la ligera. Por eso, entre otras cosas, tantas precauciones de seguridad.

También es secreto cuándo van los actores principales sobre todo por todo esto de los curiosos y los fans.

Nadie sabe nada, ni de qué trata la película, ni cuándo actuará, … bueno, los actores sí porque se habrán tenido que leer el guion.

Además, ellos firmaron un contrato de confidencialidad que les obliga a guardar silencio y guardarse de algún lapsus durante las muy numerosas entrevistas a las que acuden.

El secreto es sobre todo para el personal general y de apoyo en la súper producción. Todo el mundo debe estar disponible. Y en el último momento son citados para rodar una escena.

Se citan a los actores extras, al personal y equipo de grabación, donde acude el conjunto principal de dirección.

Cuestión de dinero.

También mencionar que las pasiones que puedan levantar las estrellas de Hollywood son sólo superadas por el dinero.

Se ha comentado que esta súper producción ha generado una entrada de dinero enorme en la localidad. No solamente ha dejado muy buenos ingresos al personal local contratado, sino que ha supuesto una inyección de dinero muy grande para el sector hostelero.

Los cientos de trabajadores de la producción de la película se han tenido que alojar en la localidad. También han tenido que desayunar, comer, merendar y cenar. Lavar la ropa, desplazarse, comprar carburante, y atender los innumerables gastos del día a día.

También los propietarios de los terrenos en donde se han construido los decorados y perimetrales, se han beneficiado con suculentos ingresos, según se ha comentado, en algunos casos, mayores a los que producen esas tierras con sus cosechas en tres años.

Por esa razón se ha mantenido muy bien el secreto, por una simple cuestión de dinero.

Oportunidad y futuro del cine tradicional.

De esta manera, cuando me enteré de la noticia de que se estaba rodando una película en aquellos meses, decidí acercarme para verlo, aunque fuera de lejos.

Sobre todo, me pareció un privilegio poder estar cerca de un espacio de rodaje tan grande como se comentaba. Al parecer había un terreno enorme y llano sobre el que se habían construido numerosos decorados.

Espacio cinematográfico para el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)

Me parecía mentira que hoy en día se siguiesen construyendo decorados físicos en un mundo tan digital. Y me hacía ilusión poder ver con mis propios ojos aquel espacio en donde se creaban sueños y realidades inventadas.

El mundo del cine tiene mucho de mágico. Está lleno de ilusiones que nos gustan ver y sentir.

Se lleva debatiendo desde hace años si el cine como tal desaparecerá y será reemplazado por actores virtuales.

Me alegró confirmar este verano que por el momento eso no ocurrirá. Allí mismo estaban grabando escenas, actores con los que hemos crecido y me pareció algo bastante único.

Comienza el trabajo de campo. Fotografiar y analizar.

Me acerqué en coche hasta las inmediaciones del lugar el martes 31 de agosto aprovechando que ese día lo tenía libre.

Hacía unas semanas que me enteré de la noticia y quería ir antes de que llegasen las tormentas. La previsión de lluvias para el día siguiente 1 de septiembre era del cien por cien.

Y teniendo en cuenta que aquel suelo es bastante pegajoso en cuanto caen cuatro gotas, se hacía urgente visitar el lugar lo antes posible. Al día siguiente caería muchísima agua además de rayos y centellas.

De esta manera comenzó mi pequeña aventura tratando de aparcar cerca. Aquello está en medio de la nada y además de campos de cultivo secos y una carretera que lo atraviesa, pues poco más.

Pasé por delante un par de veces para estudiar el lugar idóneo y evitar problemas de tráfico y más aún con los controles. Así aproveché para entrar en un camino en sentido opuesto al recinto de rodaje que salía a un lado.

Y desde este pequeño camino rural, justo allí mismo, había otro caminito que recorría de manera paralela la carretera hacia Colmenar de Oreja. Se trata de una pequeña ruta verde llena de árboles cuya sombra en aquel agosto caluroso se agradecía mucho.

El aire soplaba un poco por la llegada de unas primeras nubes de borrasca que se acercaban por el horizonte.

Desde allí era muy sencillo ver todos aquellos decorados gigantes que se veían en la lejanía.

Montañas gigantes.

Impresionaba bastante ver cómo hacia poniente, al final de aquella inmensa llanura dedicada al cultivo de cereal, se elevaban montañas artificiales semejantes a las de los desiertos americanos.

Estos decorados de una altura enorme estaban repartidos por todo aquel espacio. Unas montañas eran más altas que otras.

Lo más curioso era descubrir cómo estas montañas que miraban hacia la carretera parecían realmente montañas. Cuando las sobrepasabas y se orientaban hacia otro punto dejaban ver toda su trampa.

Platós exteriores para el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)

Detrás había todo un amasijo de hierros que sujetaban aquellos pequeños colosos y que además no tenían color.

Me llamó mucho la atención ver unos vehículos corriendo a toda velocidad de un lado para otro. Es normal que entre tanto ajetreo en una producción de aquellas características sea necesario bastante personal de servicio.

Hay decenas de vehículos que entran y salen del recinto regulados por los controles. Un constante trajín de camiones, furgonetas, vehículos todoterreno así como turismos se movían de manera constante.

En el interior del recinto estos coches van revisando los distintos escenarios. Llevan a los actores, a los técnicos, además de llevar materiales y utensilios necesarios.

En un rodaje se emplean numerosas radios y teléfonos para dar órdenes de manera constante.

Coches clásicos de época.

Hice fotos generales y otras con zoom para lograr vistosos encuadres. Lo más llamativo fue ver aquellos coches corriendo a toda velocidad y justo al lado, por el encuadre, pero a una cierta distancia, un tractor agrícola arando las tierras cercanas.

Era muy curioso ver aquel contraste…y más llamativos aún fue
ver, cuando revelé las fotografías, que en realidad aquellos coches que corrían eran “coches de época”.

Aquí es cuando la cosa se pone interesante.

Analizando las fotografías se ve un coche negro clásico como de los años cincuenta o sesenta aparcado. A su lado se ve un coche también de época de color crema y otro de color azul.

Uno de los coches que levantaba una buena polvareda era gris verdoso con capota color crema.

La verdad es que era difícil distinguir qué ocurría porque el zoom estaba al máximo y a aquella distancia de más de kilómetro y medio la atmósfera caliente movía la imagen mucho.

Se podía ver ese efecto de espejismo de los desiertos. Aquel suelo árido del medio día ya tenía una buena temperatura.

Coche clásico empleado en el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)
Tal vez estuvieran ya rodando escenas relacionadas con la enigmática película que todo el mundo se esforzaba en ocultar.

No se veía quién conducía y tampoco si había más de una persona en el interior del vehículo.

Tal vez sólo estuviesen probando el coche para próximas escenas. Aunque la alta velocidad a la que lo hacía sugería que ya algo se estaba grabando.

Otra cosa que llamaba la atención al final de la pista de tierra era un trampolín. Cuando terminaba la pista, el suelo se elevaba unos treinta grados mediante unas pasarelas de escasa longitud.

Tratándose de cine, todo sugería que algún vehículo sería lanzado sobre aquel trampolín en caída. No creo que fuesen esos coches que corrían porque deben costar un dineral ya sólo su alquiler.

Si además se les hace colisionar o caer desde un punto elevado, seguramente quedarían inservibles. Aunque a saber cuántos trucos se usan en el cine para que otro coche sin valor se parezca al original y así grabar esas secuencias de destrucción.

En cualquier caso, son solo conjeturas porque yo no vi nada de aquello, tan solo el coche corriendo y el trampolín, nada más.

Tal vez se tratase de unos paneles para ocultar el horizonte en parte. Si se grababa desde lejos seguramente se vería como fondo la población de Chinchón y eso no sería coherente con la película.

Antenas, telescopios y meteoritos.

Analizando las imágenes después de abandonar el lugar hice un hallazgo sorprendente.

Se veían en las imágenes algo parecido a una gran torre y una cúpula de un telescopio. Tenía una cubierta metálica plateada y las antenas igual, eran plateadas.

Junto a uno de los edificios que estaba lleno de palmeras, aunque la verdad, se veían por todo el recinto, había un cartel publicitario gigante que tal vez desvelaba el pastel.

Detalle de un plató exterior para el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)
En el cartel había escritas las palabras “Plains Meteorite” en color blanco sobre un dibujo de un cráter gigante en color rojo.

¡Vaya! ¿Sería aquello parte fundamental del guion? ¿Y qué quería decir en el contexto de aquellos decorados?

Conclusiones y teorías.

Ahora era necesario hilar todos aquellos elementos.

Por una parte, estaban todas esas palmeras repartidas por los diferentes platós junto a edificios y decorados construidos para el propósito. Se trataba de palmeras de copa pequeña que se pueden encontrar en zona de California junto a Los Ángeles.

Aquellas palmeras eran americanas no africanas. Por tanto, se quería transmitir más bien una imagen de aquella región.

Junto a esos decorados que simulaban rocas rojizas erosionadas, todo parecía indicar que se trataba de representar un desierto como el que puede estar en Arizona, Texas o Nevada.

También se ven varios cactus gigantes como los que se encuentran en estos desiertos.

Los coches clásicos de época indican muy seguramente que el guion está basado en aquella época en que se construyeron los coches, tal vez años cincuenta o sesenta.

Por último, el cartel del meteorito revela, tal vez, un lugar importante en la película. Eso junto con las antenas y los telescopios sugiere que los protagonistas viajan desde un lugar hasta allí.

Tal vez en el guion los actores ni siquiera sea necesario que lleguen en sí a un cráter de un meteorito. Podría ocurrir que simplemente, mediante el cartel publicitario, se indica que van hacia allí, aunque realmente nunca lleguen, o tal vez sí, no se sabe.

Y si llegan, posiblemente se haga con ayuda de la tecnología de simulación con ordenador de manera digital.

Lo que más me intrigaba en todo este asunto era saber si en
la realidad había un meteorito que se llamase así, y resultó que sí, aunque parece que sin cráter.

Existe una organización a nivel internacional dedicada al estudio de estos objetos caídos.

Pues bien, resulta que en 1964 se descubrió un meteorito cerca de una pequeña localidad llamada Plains en Texas.

Se lo llamó como la localidad Plains. Su peso era de algo más de 34 kg pero, que se sepa, no hay cráter como el que aparece en el cartel de la película.

Más bien parece que es un dibujo del gran cráter de Arizona y que ha salido en muchísimas películas.

Pero entonces, ¿Por qué molestarse en la película en hacer referencia a un meteorito que en realidad no conoce nadie y que al parecer no dejó cráter?

Vista general de los platós para el rodaje de una película en Chinchón (Madrid)

Tal vez Wes Anderson tenga más información y noticias más cercanas a nivel local allí en Estados Unidos que sustenten su peso.

Por otro lado, teniendo en cuenta cuales han sido los géneros que ha empleado este director con más frecuencia, todo hace adivinar que seguramente se trate de una nueva comedia, tal vez romántica, tal vez dramática.

Y si se considera el reparto de actrices y actores principales que son dos mujeres y tres hombres muy experimentados y muy buenos en su oficio, todo sugiere que la comedia es lo más probable.

La película debe tener un claro peso interpretativo sentimental y por esa razón escogieron a actores de esa talla.

Por tanto, muy seguramente que la película transcurra en los años sesenta, cuando cayó aquel meteorito y que, por lo que sea, se trata de un lugar que los personajes deben visitar.

Puede ser que los personajes visiten además un centro espacial dotado con algunas antenas, radiotelescopios y telescopio.

Que muy seguramente haya relaciones de amor u odio entre un hombre y una mujer o entre varios, o a saber, alguna clase de relación imposible.

Seguramente la película incluirá carreras rápidas con coches clásicos o tal vez persecuciones que tendrán que ver con los personajes.

Al comienzo pensé que podría ser alguna clase de película futurista en donde se mezclan ingredientes clásicos.

Pensé que podría ser alguna clase de aventura o conspiración relacionada con objetos caídos del espacio, por eso lo del cráter, las antenas y la torre con telescopio. Podría ser ese en parte el hilo de la película.

Pero ahora, visto todos los ingredientes, me parece más probable que se trate de una comedia dramática de relaciones imposibles en donde se incluyen los elementos anteriores en relación al hilo conductor que puede ser un viaje, o encontrar algo, o bien huir de alguien.

En cualquier caso habrá que esperar al estreno de la película para descubrirlo.

El Festín de Babette

“El festín de Babette” es una película de una sencillez y a la vez complejidad asombrosa.

Esta película ambientada en el año 1871 en una aldea de pescadores situada en la costa danesa, comienza con la presentación de dos hermanas, Martina y Filipa, que viven con su padre, un reverendo que predica una doctrina religiosa de tradición puritana bajo la cuál congrega a un pequeño grupo de fieles.

Alrededor de esta unidad familiar se crean relaciones de distinta duración y naturaleza por parte de diferentes personas, de manera que, desde la visión y ejemplo diarios del padre y sus hijas, todo el mundo que entra en contacto con su modo de vivir, sufre sin remedio, alguna clase de transformación, la cuál, lleva a estas personas a juzgar su propia vida, sus actos y hechos, así como aquello que no hicieron, y a continuación la manera de afrontar su futuro, colocando todo ese conjunto en perspectiva.

Este proceso, en todos los casos, no está exento de una cierta nostalgia del pasado, el cuál, hubiesen preferido, tal vez, que fuese más pleno, pero que ya queda tan lejos que no está a su alcance. En algunos casos, estas personas tienen más pasado que futuro, pero en la mayoría, tienen aún la mitad de su vida por delante.

Pasan por aquella pequeña aldea del norte de Jutlandia personas, sencillas unas, y otras más relevantes, desde un punto de vista social pero que tienen en común, todas ellas, la aceptación de su propia limitación como seres humanos en una vida que reconocen muy efímera.

Pescadores, mensajeros, un tendero, ayudantes, mujeres sencillas que cuidan de sus casas en la aldea, un oficial del ejército que más adelante será general, un tenor parisino de mucho prestigio, personas de elevada posición social y económica, marineros, hombres del pueblo unos más jóvenes y otros más ancianos, pretendientes de las hijas del reverendo, y como personaje central, muy discreto, casi invisible, Babette, en principio, aparentemente, sólo una criada exiliada de Francia.

Todas las personas que aparecen, son atraídas hacia aquel lugar por alguna conexión del destino. Viven allí o pasan un cierto tiempo, pero todas tienen en común estar en un momento de reflexión en unas vidas que en algún caso tienen un mayor recorrido por su juventud, y otras que ya se encuentran casi al final de su vida.

Se hacen patentes de manera continuada las relaciones humanas, su sentido diario en lo cotidiano y la búsqueda de respuestas a través de la religión, que usan como un salvavidas y guía en su vida, que igual que el mar del norte junto al que habitan, es un tanto gris y nublado, frío y sombrío, pero a través del cuál se tratan de poner a salvo, en su concepción de seres humanos, mediante valores como el respeto, la amistad, la humildad, la amabilidad y la cortesía.

En medio de este modo de vivir, Babette se integra como un miembro más, sin mencionar jamás su vida anterior en París sobre la cuál, guarda en silencio, la más absoluta reserva. Sin embargo, su modo de actuar hacia los demás, de un modo paulatino, mejora la manera de vivir de aquellas sencillas personas.

En esta historia, muchos años después de su llegada, Babette, agradece el haber sido acogida por ellos, mediante la preparación por ella, de una gran cena con motivo de la celebración del aniversario del nacimiento del Pastor, ya fallecido varios años atrás. Este banquete resume cómo su punto de vista sobre la vida y las cosas, se integra con suavidad y delicadeza en aquella pequeña población, ofreciendo una visión mejorada sobre la relación de sus miembros, no haciendo otra cosa que amar lo que hace, en este caso mediante su “amor al trabajo”.

Esta película danesa, “El festín de Babette”, estuvo dirigida por Gabriel Axel en el año 1987 y está basada en la obra de Isak Dinesen, que es autora de “memorias de África”. En Estados Unidos fue ganadora del Oscar a la mejor película extranjera además de ser premiada en numerosos festivales internacionales.

Así de modo lógico y natural, desde que fue premiada, esta película fue reconocida durante tres años seguidos, como una de las cien mejores películas, ya no sólo por su obra sino además por todo el significado que conseguía transmitir resumiendo un momento histórico y modo de pensar en una amplia región europea de aquella época.

autor del artículo:

Jesús Pablo Alonso García

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Días de CINE: Jóvenes Talentos

Durante los viernes del mes de Agosto se han organizado unos talleres para realizar cortometrajes  en Ciempozuelos, dirigido a chicas y chicos de 9 a 14 años.

Es imposible imaginar la trascendencia que esto supondrá en la vida de estos jóvenes.

Por una parte el tiempo que han pasado en los talleres, seguro fue de provecho.

Sorprendía escuchar algunas de sus preguntas tras las explicaciones de los profesores. Parecía al comienzo que no se enterarían de los contenidos que se les mostraban por lo denso del tema, pero nada más lejos de ello. Asimilaban con gran capacidad todo lo que se les explicaba. Estaban estos chicos y chicas, de un modo contenido, entusiasmados con el proyecto.

Ante las preguntas de los profesores, muchos de ellos contestaban con rigor haciendo patente que de jóvenes se tiene una enorme capacidad de absorción y una mayor claridad para ver las cosas.

Fue increíble como elaboraron guiones completos para narrar una historia, colaborando entre ellos para obtener el mejor resultado en el cortometraje final, usando distintos guiones de los distintos grupos de trabajo que ellos crearon.

Después de los cuatro días de taller a lo largo del mes, el resultado fue muy aceptable, pero sobre todo donde mayor logro se obtuvo fue con los buenos momentos que allí pasaron.

También hay que destacar el cambio positivo que se produce en los profesores y colaboradores del taller, donde de manera voluntaria se aportan maneras de trabajar y puntos de vista que por una parte producen cambios en los participantes y en los propios colaboradores de cara a su vida personal y en su día a día.

Quién sabe dónde les llevará todo esto. Me gusta imaginar que en su vida, este taller lo emplearán, si no en el mundo del cine, tal vez en nuevas maneras de expresión, como se puede ver a diario, mediante webs, blogs, apps, y toda una suerte de nuevas formas de comunicación con el uso de nuevas tecnologías.

Tal vez, en el futuro, estas chicas y estos chicos dirijan una película, o una obra multimedia, o un reportaje, que permita mejorar el mundo mediante la aportación de su punto de vista.

Me gusta pensar en la trascendencia de esas pequeñas cosas que se mezclan con lo cotidiano y que permiten mejorarlo todo.

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