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el día de Santa Lucía

El día 13 de diciembre se celebra el día Santa Lucía.

En el refranero podemos encontrar algunas pistas sobre la importancia que se da a este día.

«Por Santa Lucía acorta la noche y alarga el día»

En la Edad Media se seguía el Calendario Juliano y el retraso acumulado del mismo hacía coincidir esta festividad con el Solsticio de invierno y por tanto el día más corto del año.

En países nórdicos como Suecia y Finlandia esta festividad proviene de la Edad Media a partir del siglo XVI. Según esta tradición que llega hasta nuestros días, en la mañana del día 13 de diciembre se viste a las niñas de «Lucía» las cuales llevan un vestido blanco, una corona con siete velas en la cabeza, y los niños portan un sombrero decorado con estrellas.

El vestido blanco simboliza la pureza, el cinturón rojo simboliza la sangre derramada en la muerte de la Santa, y la luz de la velas la llegada de los días más largos.

Por la oscuridad del Templo donde se realizan estas celebraciones, según este rito, se abre paso la luz de las velas, que portan estos niños, cuando caminan hacia donde están el resto de congregados, mientras se escuchan cantos.

Despúes con la luz de las coronan los asistentes prenden cada uno una vela que portan de manera que cuanto están todas las velas encendidas ya no hay oscuridad ni tiniebla que es lo que se simboliza ese día.

Este día tiene un fuerte simbolismo ancestral pero es vinculado con Lucía de Siracusa, una mujer que vivió en el siglo III y que, durante la «persecucion de Diocleciano» o también como se la conoce «Gran Persecucion» fue perseguida y muerta junto a otros tantos miles de cristianos.

Los documentos que referencian el martirio de Lucía de Siracusa se escribieron más de un siglo después del suceso por lo que, “hechos, mito, y tradición” aparecen todos fundidos en un mismo relato que fue incorporando distinto elementos simbolicos que llegaron hasta nuestros días.

Pero no es un día exclusivo de la Iglesia Católica sino que es también venerada por la Iglesia Ortodoxa y Luterana, entre otras. También este día tiene otras celebraciones consideradas de origen pagano.

Si atendemos al refranero, éste sigue diciendo:

«Por Santa Lucia, achican las noches y agrandan los días; primero a tumbo de piojo; después, a paso de gallina; por Navidad, los ciegos lo verán»

Y también hay otro que dice: «Por la ciega Santa Lucía, si sembraras, no cogerías”

Estos refranes que hacen referencia a la ceguera tienen su explicación en los símbolos que son atribuidos a Santa Lucía, en este caso “la espada” y “ojos sobre un plato”.

El nombre de la santa, “Lucía”, que significa, “la que porta luz”, explicaría el origen de esa leyenda posterior sobre sus ojos.

Es la patrona de ciegos, de los pobres y los niños enfermos, además de serlo de ciudades como Venecia, Siracusa y otras ciudades de latinoamerica como Zacatecoluca en El Salvador.

Después del Calendario Juliano se siguió el Calendario Gregoriano que es el que se sigue en la actualidad y en el cuál el solsticio de invierno coincide con el solsticio astronómico del 21 de diciembre.

No obstante, entre el día 13 de diciembre y el 21 de diciembre hay sólo ocho días de diferencia en los cuales resulta casi inapreciable diferencia de luz alguna.

También mencionar que por una parte está el calendario oficial que se sigue en la actualidad pero existen otros calendarios que siguen reglas concretas de comienzo y fin basadas en fechas concreta en donde se celebran acontecimientos importantes.

El día 13 de diciembre está en mitad del período conocido como “Adviento” que ocupa las cuatro semanas anteriores al día 25 de diciembre en que se sitúa el nacimiento de Cristo por la Iglesia Católica, y se considera una preparación para la llegada del mismo.

Otras religiones como por ejemplo la Ortodoxa tienen diferencias en su calendario debido a que no admitieron el cambio del calendario Gregoriano y por tanto existe una discrepancia en días festivos.

Lo mismo ocurre con otras religiones como el Islamismo en el inicio y fin de ciertos períodos importantes como por ejemplo la “Cuaresma” debido a que en ellas los acontecimientos importantes son otros y su inicio distinto.

Así podríamos referirnos a muchos casos llegando hasta Asía en donde funciona a un nivel tradicional el conocido como “calendario Chino”.

Pero en resumidas cuentas, todo el simbolismo que encierran estas festividades es el más ancestral en donde la humanidad ha seguido desde siempre los ciclos astronómicos como un modo de regular su tiempo en el ciclo de la vida, sobre todo en la práctica agrícola y otras tareas para regular su vida cotidiana, mediante el rito, la religión y por tanto la tradición.

Fuentes

www.refranerocastellano.com

www.wikipedia.org

www.infocatolica.com

Tradicion oral y sabiduría Popular

 

autor del artículo:

Jesús Pablo Alonso García

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El día de Todos los Santos

Desde la antigüedad se celebran festividades en fechas concretas del calendario de modo ancestral con un carácter trascendental.31

Siempre estas fechas han coincidido con hechos astronómico como el cambio de las estaciones en los equinoccios y solsticios donde se celebraba bien el día más largo o bien que el más corto era el último  en el sentido de que una mayor cantidad de luz era sinónimo de riqueza y progreso por relacionarse con los ciclos agrícolas y ganaderos y por tanto de la vida.

El día de Todos los Santos, en otros países, “día de los Muertos”, se celebra o mejor se rinde culto a todo lo contrario, “la muerte” o mejor dicho “los muertos”. En ese sentido es más una manera de respetar y reconocer a las personas que estuvieron vivas entre nosotros.

Ese día Cementerios y Camposantos se visten de flores y a la vez de luto en un homenaje hacia aquellos familiares que una vez vivieron y dejaron su impronta en esta vida. Todos ellos de un modo natural o accidental, tal vez, ya no están junto a nosotros, y ese día se celebra que sí lo están porque los recordamos.

Esa noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de algún modo todas esas personas mediante nuestro recuerdo, nos acompañan en un rito natural de renovación donde se hace patente el relevo necesario en un ciclo que es ancestral, un ciclo que nosotros mismos cumpliremos algún día.

Por eso a la vez que se rinde respeto a estas personas se está reconociendo el valor de la vida que ahora disfrutamos y que alguna vez se acabará pero que mediante el recuerdo de los vivos permanece eterno.

En la inmensa cantidad de culturas y religiones ese día es importante porque evidencia esa creencia de la inmortalidad del Ser tras la muerte que es a sus ojos un tránsito hacia otra vida diferente ya sea en un plano espiritual o bien según otras a una nueva reencarnación, tal vez, las dos cosas. Incluso desde el punto de vista más laico y ateo, es innegable que al menos esa eternidad se forja en nuestro recuerdo hacia esos familiares que alguna vez nos acompañaron.

Todo eso se celebra ese día que no es poco. Ahora, en la civilización actual donde la cultura del silicio y la tecnología se apoderaron de nuestro día a día con toda clase de modernidades, prácticamente se sigue creyendo en las mismas cosas que en los últimos siglos y milenios.

Hemos pasado de los enterramientos del Paleolítico y Neolítico a los Cementerios que son muy similares a los de la antigua Grecia y Roma.

Ahora también se popularizó la incineración en un modo de que el cuerpo físico vuelva a la tierra de donde nació mediante cenizas que en unos casos son guardadas en urnas como en la antigüedad, y en otros son esparcidas al viento en ritos muy similares a otros de tipo Normando. Los Vikingos prendían fuego a sus muertos en una barca la cuál se prendía también y terminaba hundida en el fondo del mar tras consumirse en un modo de devolver a la tierra lo que se había tomada en vida de ella.

Actualmente parece que otras celebraciones más contemporáneas como la de Halloween tratan de hacer sombra a estas celebraciones tradicionales. Son celebraciones sombrías de origen inglés de poco más de dos centurias y que con un afán comercial se ha tratado de incorporar a las tradiciones populares. Radicada esta celebración en un acontecimiento histórico reciente se trata de vestir con un halo de modernidad y a la vez de tradición antigua, que de ningún modo le corresponde.

Incorpora muchos elementos de tradiciones clásicas propias antes descritas pero en el fondo una celebración vacía porque en la base nada tiene que ver con la cultura milenaria que ya existe.

Además en esta nueva celebración comercial se hace especial énfasis en los aspectos más escatológicos propios de la muerte donde se resalta y destaca el hecho físico de la muerte, así como el dolor, el terror, y todos aquellos miedos que el hombre asoció a lo desconocido y a la muerte en sí.

Y todos esos aspectos como los fantasmas, muertos vivientes, murciélagos, demonios, huesos, esqueletos, cadáveres y telarañas han sido tremendamente útiles para elaborar todo un surtido de productos en forma de disfraces, alimentos, espectáculos, películas y otras clases de entretenimiento que en esos días concretos son ofrecidos de manera masiva a la gente, tergiversando una festividad tradicional con la introducción de ideas extrañas para crear una nueva fiesta totalmente inventada y que nada tiene que ver con la original.

No obstante, las tradiciones y la cultura de base son fuertes y ancestrales como se destacó antes, y al margen de estas modas paralelas no cabe duda que finalmente permanecen las celebraciones clásicas debido a que tienen una base más profunda y un fuerte arraigo.

 

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Jesús Pablo Alonso García

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El Festín de Babette

“El festín de Babette” es una película de una sencillez y a la vez complejidad asombrosa.

Esta película ambientada en el año 1871 en una aldea de pescadores situada en la costa danesa, comienza con la presentación de dos hermanas, Martina y Filipa, que viven con su padre, un reverendo que predica una doctrina religiosa de tradición puritana bajo la cuál congrega a un pequeño grupo de fieles.

Alrededor de esta unidad familiar se crean relaciones de distinta duración y naturaleza por parte de diferentes personas, de manera que, desde la visión y ejemplo diarios del padre y sus hijas, todo el mundo que entra en contacto con su modo de vivir, sufre sin remedio, alguna clase de transformación, la cuál, lleva a estas personas a juzgar su propia vida, sus actos y hechos, así como aquello que no hicieron, y a continuación la manera de afrontar su futuro, colocando todo ese conjunto en perspectiva.

Este proceso, en todos los casos, no está exento de una cierta nostalgia del pasado, el cuál, hubiesen preferido, tal vez, que fuese más pleno, pero que ya queda tan lejos que no está a su alcance. En algunos casos, estas personas tienen más pasado que futuro, pero en la mayoría, tienen aún la mitad de su vida por delante.

Pasan por aquella pequeña aldea del norte de Jutlandia personas, sencillas unas, y otras más relevantes, desde un punto de vista social pero que tienen en común, todas ellas, la aceptación de su propia limitación como seres humanos en una vida que reconocen muy efímera.

Pescadores, mensajeros, un tendero, ayudantes, mujeres sencillas que cuidan de sus casas en la aldea, un oficial del ejército que más adelante será general, un tenor parisino de mucho prestigio, personas de elevada posición social y económica, marineros, hombres del pueblo unos más jóvenes y otros más ancianos, pretendientes de las hijas del reverendo, y como personaje central, muy discreto, casi invisible, Babette, en principio, aparentemente, sólo una criada exiliada de Francia.

Todas las personas que aparecen, son atraídas hacia aquel lugar por alguna conexión del destino. Viven allí o pasan un cierto tiempo, pero todas tienen en común estar en un momento de reflexión en unas vidas que en algún caso tienen un mayor recorrido por su juventud, y otras que ya se encuentran casi al final de su vida.

Se hacen patentes de manera continuada las relaciones humanas, su sentido diario en lo cotidiano y la búsqueda de respuestas a través de la religión, que usan como un salvavidas y guía en su vida, que igual que el mar del norte junto al que habitan, es un tanto gris y nublado, frío y sombrío, pero a través del cuál se tratan de poner a salvo, en su concepción de seres humanos, mediante valores como el respeto, la amistad, la humildad, la amabilidad y la cortesía.

En medio de este modo de vivir, Babette se integra como un miembro más, sin mencionar jamás su vida anterior en París sobre la cuál, guarda en silencio, la más absoluta reserva. Sin embargo, su modo de actuar hacia los demás, de un modo paulatino, mejora la manera de vivir de aquellas sencillas personas.

En esta historia, muchos años después de su llegada, Babette, agradece el haber sido acogida por ellos, mediante la preparación por ella, de una gran cena con motivo de la celebración del aniversario del nacimiento del Pastor, ya fallecido varios años atrás. Este banquete resume cómo su punto de vista sobre la vida y las cosas, se integra con suavidad y delicadeza en aquella pequeña población, ofreciendo una visión mejorada sobre la relación de sus miembros, no haciendo otra cosa que amar lo que hace, en este caso mediante su “amor al trabajo”.

Esta película danesa, “El festín de Babette”, estuvo dirigida por Gabriel Axel en el año 1987 y está basada en la obra de Isak Dinesen, que es autora de “memorias de África”. En Estados Unidos fue ganadora del Oscar a la mejor película extranjera además de ser premiada en numerosos festivales internacionales.

Así de modo lógico y natural, desde que fue premiada, esta película fue reconocida durante tres años seguidos, como una de las cien mejores películas, ya no sólo por su obra sino además por todo el significado que conseguía transmitir resumiendo un momento histórico y modo de pensar en una amplia región europea de aquella época.

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Jesús Pablo Alonso García

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5 de agosto día de la Virgen de las Nieves

Hoy día 5 de agosto, según el Santoral, se celebra entre otros, la advocación de la Virgen de las Nieves.

Lo que más llama la atención es la celebración en pleno verano de un símbolo invernal como es la nieve, y en eso radica lo extraordinario de dicha advocación.

Tenemos que retroceder hasta el siglo cuarto en el papado de Liberio para encontrar el origen de este acontecimiento. Todo parece centrarse en un matrimonio de muy alto poder adquisitivo de la nobleza romana, cuyo mayor deseo era el de tener descendencia. De creencias cristinas y de enorme caridad hacia los demás, este matrimonio rezaba en incontables ocasiones para tener hijos. Pero no llegó a ocurrir nunca. Así, rezaron a la Virgen María para que les indicase qué hacer con sus bienes. Según la tradición, la Virgen se manifestó en sueños a este matrimonio y al papa regente, que a la mañana siguiente habría una señal para indicar dónde construir un templo en su honor.

El día 5 de agosto apareció en medio de un sol radiante, totalmente nevado, el monte Esquilino que está en Roma. Allí se comenzó a construir dicho templo.

En la actualidad allí se encuentra la Basílica de Santa María la Mayor, conocida también como Virgen de las Nieves o Santa María la Blanca.

No es la primera vez que un acontecimiento meteorológico tan insólito sucede en algún lugar del mundo. Hay numerosos casos documentados de nevadas ocurridas durante la noche en zonas muy reducidas del desierto. Israel, en Egipto, Irán y otros lugares en donde, en condiciones normales esto no puede ocurrir, se han visto sorprendidos por tan insólitos hechos.

Entre la ciencia y la Fé ya cabe el debate sobre si lo sucedido en todos estos lugares es por mandato divino o bien obedece a un hecho natural muy especial. En cualquier caso, no se puede negar lo extraordinario de estos sucesos así como de los lugares dónde esto ocurre y el momento en el tiempo que esto sucede.

Personalmente me gusta pensar en que hay bastante de mágico en todo ello, magia que podemos encontrar en lo cotidiano si prestamos atención, y que pienso que es en realidad el verdadero milagro que sucede a diario.

 

El sueño del patricio, obra de Bartolomé Esteban Murillo, que se conserva en el Museo del Prado, y en la cual se recrea el anuncio de la Virgen a Juan Patricio y su esposa del milagro que ha producirse.

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Jesús Pablo Alonso García

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